Aunque como cónyuges hayan dejado de existir, ambos siguen siendo padres, y deben de ejercer como tales
CARLOTA FOMINAYA/ MADRID
Día 14/08/2012 - 12.56h
Llega el divorcio, y con él, situaciones económicas que empeoran, denuncias por todas partes... Momentos de extrema virulencia entre los excónyuges donde normalmente uno no está en condiciones de dedicarse a la prole en cuerpo y alma. Sí, la teoría es que los padres deberían separar sus trifulcas personales y seguir ejerciendo su labor educativa por el bien de los hijos... o al menos esto es lo que los profesionales que tratan problemas de pareja se cumpla. «Los excónyuges mezclan demasiados sentimientos contradictorios en tales circunstancias. No obstante, tienen la obligación de hacer un esfuerzo por el bien de sus hijos. Si un padre (o madre) lleno de odio y rencores intenta educar a un hijo, no lo hará bien. Hay que saber perdonar. Pero, seamos sinceros, esto cuesta mucho», reconoce el autor de «Tenemos que educar» y doctor en medicina y cirugía por la Universidad de Barcelona, Paulino Castells.
¿Hay soluciones? La primera pasa por intentar recuperar la cordura educativa en estas épocas turbulentas, según Castells, también especialista en Pediatría, Neurología y Psiquiatría. En la misma línea se expresa el psicólogo Sergi Banús (www.psicodiagnosis.es), para quien lo fundamental que los padres sepan desvincular sus problemas como adultos (procesos judiciales, régimen de custodia...) de las necesidades de sus hijos ante una separación. «Es primordial que sepamos dejar aparcadas nuestras diferencias personales y seamos capaces de consensuar un proyecto educativo común. Por el bien de los hijos. Los niños deben percibir complicidad y compromiso incondicional de sus progenitores hacia ellos aunque ya no vivan juntos», asegura. «Aunque estoy sea muy difícil. Cuando hay una separación existe un coste emocional muy alto, y una persona puede llegar a decir cosas de las que luego se arrepienta. Insisto. Mi consejo es que intenten separar el proceso de divorcio del niño lo máximo posible».
Estos son algunos consejos puntuales que el psicólogo Sergi Banús ha compartido con nosotros:
—Que la expareja luche por dejar las diferencias fuera, y busque la complicidad al menos en los cuidados y la educación del niño, que es lo más importante. Que busque compartir estrategias educativas comunes. El niño ya sabe que hay diferencias entre sus padres pero respecto de su cuidado no debe haber fisuras.
—Evitemos cualquier discusión delante de los niños, porque esto les puede crear más angustia. No obstante, desde el mismo momento de la separación deberemos hablar con nuestros hijos y enfatizar especialmente aquello que nos une más que nos separa.
—No caer en el error de utilizar al niño como espia o mensajero de lo que sucede en casa del otro progenitor.
—Cuando existe la custorida compartida (y se dan situaciones como que el padre deja al niño en el cole, la madre le recoge, por ejemplo), habría que intentar verse. En un supuesto ideal, sería bueno que el niño presencie que sus padres comparten su educación y se comentan cómo marcha el niño. De esta forma el niño tendrá menos tentaciones de manipularles a ambos.
—Nunca hablar mal del niño a otra parte. «Que el niño no perciba que hay un ataque nunca —advierte Banús—, porque esto se le va a volver en su contra siempre, aunque tenga razón».
Fuente:
Anibal Moreno.
Presidente.
cuspargra@hotmail.com
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